Acervo Jalisco,

Acervo de Poetas Jaliscienses: Françoise Roy

Françoise Roy

El rostro de Marte

En su mano un arma blanca o de otro color —prueben un cuchillo, un cincel, una navaja, un puñal o un bisturí.

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Floración del acero al cabo de las falanges

que artiga la tierra virgen,

con paso firme cruzas

el imposible limen del incendio,y te adentras

—huestes a tus espaldas con el corazón (♥) en llamas—

en las comarcas sembradas de piedras palpitantes

donde crece la pólvora —bramante orquídea.

Se oye a lo lejos el redoble de los cascos,

los himnos castrenses, el bel canto de la Conquista.

¨¨¨

Rojo que rojo sangre

es la huella de la quemadura

y las proezas amatorias al rojo vivo.

Veda siempre traspasada, umbral en vía de pisoteo.

Carmesí que así pinta en la piel de la vida

el corte limpio que dejan las cirugías.

Porfira de encaje para adorno de los órganos más cruentos.

Bermejo que en bermeja sanguina

se deletrean los innumerables nombres de tu solio.

Mariscal de la fiebre enamorado de los himnos de guerra,

un sorbo de adrenalina es tu bebedizo predilecto.

Un mar congelado

Un mar congelado: el río de la púrpura

nos lleva a un sepulcro florido,

la dulzura de un néctar

que sólo destilan corolas cultivadas por ángeles.

The frozen sea inside me thaws and cracks.

Rugen las olas, rompiendo firme contra su recuerdo,

papá, mamá, ese mar tinto, vertido en el plasma.

Medicina forense

Te lo pedirán.

Te pedirán su cepillo de dientes.

Te pedirán su cepillo de pelo, a no ser el peine.

Te pedirán el cepillo de pelo o el peine de tu hijo.

Te pedirán el cepillo de dientes, el de pelo o el peine de tu hijo muerto.

Pero no muerto de muerte natural sino muerte artificial,

la que reparte como el as de trébol en la mano de barajas

el homo cartelensis, el que tiene por extremidad una pistola

y comparte con los paramecios una mente de dos neuronas.

El médico forense te lo pedirá.

Te pedirá el cepillo – dentadura o cabellos, qué importa,

qué variado y portentoso es el armazón

perfectamente armado del cuerpo humano,

con el marfil blanco hueso de los huesos

y la seda de la sedosa cabellera.

Te pedirá el cepillo, pues, de tu hijo de veinte años

disuelto en ácido porque en el sendero del azar,

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.

El hijo muerto que se encontró de frente con su verdugo

como cualquiera se topa con un roble en el bosque,

una piedra en la senda silvestre de un paseo dominguero.

No te devolverán el cuerpo porque ya no hay cuerpo.

Si

Si el ángel de la misericordia

hubiera tenido el brazo más fuerte.

Si tus allegados hubieran mandado a traer

a un especialista en demolición,

ahí donde en la densa niebla se levantaban

las paredes de concreto del orfanato.

Si la voz de los tuyos hubiera sonado mejor

(pero ni a sopranos, ni a tenores llegaban ellos,

pobres diablos sin ninguna aptitud para el solfeo).

Papá copulando bajo los copos de nieve

Papá copulando bajo los copos de nieve,

que ellos también ejecutan su propio baile nupcial,

los copos enamorados, papá y los copos, gélidos todos.

Los ángeles sonríen pensando en el amor filial,

la devoción paterna, la devoción materna,

los ángeles de sonrisa ancha con togas almidonadas y planchadas.

Entre él y los copos

va el cuerpo borroso y lascivo de la querubina

con las partes sexuales rasgadas, como frutas demasiado maduras.

Después de los cuarenta años se endurece el cristalino

¿Será esto lo que le pasó al padre, 

el vil endurecimiento del corazón?

Otro músculo, tieso, oscuro. 

La hija se imagina corazones pardos 

—en contraste con corazones claros— 

que titilan emitiendo su propia luz, 

o bien, a semejanza de la Luna con el Sol, 

reflejan la luz de otros.

Ocho piernas, cuatro brazos y un corazón

Eternamente nos miramos a los ojos: la vida nos tiene soldados por el pecho y aunque pies y manos sean ocho, y los brazos cuatro, aunque tu cabeza produzca sus propios pensamientos y la mía los suyos, hemos de compartir un solo corazón, rojo, blando, clavel que flota en el mediastino como puñado de niebla compacta encerrado en un estuche hermético.

Tu especialidad es la vista y la mía el oído. Tú lo ves palpitar bajo la sábana caliente de la piel que se vitrifica en tu pupila como la arena se hace transparente en un crisol de fuego. Yo escucho sus latidos todo el día, oh ese gran insecto que vibra en medio de nosotros como una cigarra rítmica, campana amarrada a un sacristán inmortal.

Nadie advierte que en los escalones superiores somos gemelos siameses.

Mamá, tan dura, y las frutas

We have lived too close for love […]. [She] has grown to be my shadow.
Do our shadows love us, for all that they are never parted from us?
J.M. Coetzee (Foe)

1. Tallarines mis huesos, bajo las pulidas piedras,

el canto rodado de tus cuatro mil ojos.

2. Mi corazón de origami, doblado en el istmo de tus fauces:

marmóreo papel, y siempre, desde siempre tuyo.

3. Camello en el desierto, huelo la vecindad

de un remanso de agua: jamás un lugar de tu querencia.

4. Tu cuchillo brilla en la noche del ojo: filo de luna nueva,

perfecta hipérbola de tus pupilas.

5. La remembranza de mí, perla viva en su estuche de calcio:

ese órgano tuyo, cristalizado cuerpo adentro.

6. Manoseabas mi corazón, aguacate en tu muestrario.

Mirabilia de frutas fantásticas: una manzana mágica,

roja y sin pedúnculo, donde ocultar mis arterias.

7. Tu ataúd, madre, con una piedra dentro, sola, dura,

cuando tu carne alrededor se haya disuelto.

Bisectriz

Las flores cortadas a la mitad. Los cuerpos cortados a la mitad. La sombra cortada en dos.

Señor, los brazos del verdugo se estiran siempre más allá. Siempre más al centro de la ciudad, y las fronteras de antaño se van pudriendo bajo el sol. Sólo las púas marcan el limen entre luz y sombra, entre un Libro y otro (kitab en árabe, qué bonita palabra), entre una tierra y la del vecino: cicatrices sobre el globo terráqueo que los ángeles —malabaristas natos— sostienen en sus manos. Se inclinan doblando el cuerpo, juncos en la tempestad, hasta tocar la tierra con los labios. Sus labios de ángeles. Sus labios de flores aladas. Pétalos de dioses casi mortales que se abre sobre corolas de polvo.

Asesinado un periodista en México: Rubén Espinosa y las cuatro mujeres recibieron cada uno un tiro de gracia

[El País, 22 de abril 2016]

La Fiscalía de México DF ha confirmado la identidad del fotorreportero de 31 años Rubén Espinosa, asesinado […] en un homicidio múltiple en […] la capital junto a cuatro mujeres. El periodista se había trasladado en junio a México DF desde el Estado de Veracruz, foco rojo de la violencia contra la prensa y dónde él, especializado en cobertura de movimientos sociales y activista contra las agresiones a su gremio […], aseguró que su vida peligraba

a Alejandra Negrete, Rubén Espinosa, Nadia Vera,

Mile Virginia Martín y Yesenia Quiroz, asesinados

el 31 de julio 2015 en la Ciudad de México

in memoriam

Esta es una falsa silva para unos quintillizos muertos. Azul sangre y rojo cielo a 19 grados arriba del Ecuador. Un departamento, antes y después del azul, 5 sangres, Yesenia, Rubén, Nadia, Mile Virginia y Alejandra. Nudo gordiano atado en sus gargantas, the nooze, nudo nada náutico (el cuerpo nao sin quilla) sino el de la asfixia, no, mejor, más eficiente, es la carnicería, la yugular abierta como un pan entre dos manos, el tiro de gracia (la carne relámpago se abre pero, no se cierra). Alabado sea el blando resorte del gatillo, pero antes, eso sí, Alejandra trapeaba pisos y tendía camas para gente viva; Mile Virginia modelaba; Rubén tomaba fotos; Yesenia pintaba párpados; y Nadia —hoy a la vera de Cristo— blandía la vera cruz de la lengua. De ahora en adelante, Alejandra ha de sacudir los muebles del Paraíso; Rubén de retratar a los querubines (qué majos son los ángeles); Yesenia de retocar los bucles de Santa Úrsula, ponerle rubor en las mejillas, espolvorear de rojo la cara de la Virgen de Guadalupe (rojo rubí que no sangre, para que Ella, tan celestial, esboce una sonrisa hacia los verdugos de la calle Luz Saviñón 1909, porque seguirán acomodando sus posaderas en las sillas mágicas del Congreso que son remedos de cajeros automáticos); y Mile Virginia habrá de practicar el zapateado en la pasarela flotante a los lados de la cual están formados los Seres de luz, muy arriba de las nubes. Ay ustedes cinco que se asomaron a la mirilla, ¿escucharon acaso la mano velluda descorrer el pestillo? ¿Quién fue primero? (Rubén es la cereza sobre el pastel del Estado, guardemos a Rubén para el final) ¿Qué vecino oyó lloroso los lloros llamando a los santos, qué sordo escuchó el laúd de la voz tocando las notas del santoral con sus cuerdas de henequén? ¿Qué dirán los medios de aquella catástrofe?: fue un ladrón, un malabarista, un malviviente, y se llevó los diamantes de veinte quilates de Alejandra // se llevó la cámara de colección de Rubén para tomar fotos de gente honorable // se llevó las plumas delineadoras de cejas Mont Blanc de Yesenia // se llevó la libreta de apuntes incunable de Nadia que pertenece a un museo de alta seguridad // se llevó los zapatos de cristal y el traje de crinolina con botones de esmeraldas de Mile Viginia, la colombiana. ¿Quién te oye gritar, Yesenia-Mile-Vera-Rubén-Alejandra, quién entre la gente mucha que no se digna en abrir la boca? No hay para donde correr aquí, concierto para piélago y conquista, exilio interior a la mexicana. La escoba de Alejandra, hoy, vuela lejos de los brujos patrios; el obturador de Rubén corta de tajo el aire jarocho; la pluma de Nadia escribe Yo soy el muerto 132, 132 solamente hoy del Río Bravo al Usumacinta, Ya me cansé (el armisticio lo firmarán en 1909 años cuando se hayan roto todos los relojes de arena); los pinceles de maquillaje de Yesenia pintan un cuadro donde no figuran los anatomistas de Rembrandt, sólo el cadáver; y los vestidos de Mile Virginia ondean ligeros a media asta. En tu ataúd de cristal, Yesenia-Mile-Vera-Rubén-Alejandra, ¿verás desfilar de menos el cielo de Tenochtitlán? Ése es un cuento de hadas al revés: el beso del príncipe mata, la reina perversa sube al trono con todo y huso envenenado. El rostro de Rubén tasajeado, mascarón de proa rumbo a la tempestad, uno de cinco rostros siguiendo como girasoles la luz de las alturas porque aquí abajo luz no hay, México un cuartoscuro, México un proceso sin juicio.


Françoise Roy, Québec, Canadá, 1959. Poeta, narradora y traductora, ha publicado los siguientes libros: Nieblas del estío (novela), Conexión Gráfica, Guadalajara, México (1998); Iridio, El Cálamo, Guadalajara (2000); A flor de labios (plaquette), Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo, Morelia, México (2002); Si acaso hubiera/Si par hasard il y avait (en coautoría con Karla Sandomingo), El Cálamo, Guadalajara (2003); Razones para la redención del zafiro, Filodecaballos, Guadalajara (2003); El velo uno/Le voile premier,Mantis Editores/Écrits des Forges, Guadalajara/Trois-Rivières, México/Canadá (2003); Variaciones sobre cinco pinturas de Leonora Carrington (tríptico), Museo Raúl Anguiano, Guadalajara (2004); Atrás de la máscara, Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca (2004); Sueños en forma de laberinto/Rêveries en forme de labyrinthe, Ediciones Arlequín/Écrits des Forges, Guadalajara/Trois-Rivières (2005); Si tu traversais le seuil (novela), L’Instant même, Québec, Canada (2005); El pañuelo de Dios, El Cálamo, Guadalajara (2006); Ragioni per la redenzione del zafiro (versión al italiano de Alessandro Prusso), Génova, Italia (2005); Todo lo que está aquí, está en otra parte, Instituto Municipal de Arte y Cultura, Hermosillo, México (2006); Trastrueques (cuentos), Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca (2007); En la jaula de las medusas, Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca (2010); A Doua piele/Segunda piel, Academia Internaionala Orient-Occident, Bucarest, Rumania (2011); Cartografía menor, Ediciones Arlequín, Guadalajara (2011); Diario del contemplante (novela), Editorial Samsara, Ciudad de México (2012); Antología personal/Anthologie personnelle, Taller editorial La casa del mago, Guadalajara (2014); Tutti quanti (plaquette), Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey (2014); Jalisco en sol mayor/Jalisco en sol(eil) majeur/Jalisco Sun(ata) (poemario y libro de fotografías), El Cálamo, Guadalajara,(2014); Sisiphes aux perles rouges/Sísifos de perlas rojas (plaquette), Carmina in mínima re No 46, Barcelona, España, (2014); Comprendre le Mexique (ensayos), Guides de voyage Ulysse, Montreal, Canadá (2014); La lámpara trágica (novela), Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca (2014); Bitácora de navegantes (plaquette), Fedora Editores, Pensylvania, EE UU (2015); Papá se llevó a la novicia de piernas torneadas, Instituto Municipal de Arte y Cultura, Tijuana (2015); De icor y granito (cuentos), Secretaría de Cultura de Jalisco, Guadalajara (2015); Le carrousel des eaux, Éditions de la grenouillère, Saint-Sauveur-des-Monts, Canadá (2019); Rostro planetario, Universidad Autónoma de San Luis Potosí (2019); Un lugar de paso (cuentos), Universidad de Guadalajara (2019); Un árbol invisible (plaquette), Malpaso ediciones, Tegucigalpa, Honduras (2020); Laguna (plaquette), Ediciones O, Mérida, México (2020).  Ha ganado los siguientes premios: Premio Nacional de Traducción LiterariaInstituto Nacional de Bellas Artes, Ciudad de México (1998); Premio Nacional del Libro en la categoría “Libro de autor venezolano publicado por una editorial extranjera”, Caracas, Venezuela (2004); Premio de novela Jacqueline Déry-Mochon, Laval, Canadá (2006); Premio Internacional de Poesía Ditet e Naimit, Tetovo, Macedonia (2007); Concurso Nacional de Poesía Alonso Vidal, Hermosillo, México (2007); International Grand Prize for Poetry, International Academy Orient-Occident, Curtea de Arges, Rumania (2011); Premio al mejor libro extranjero en traducción publicado por un autor de la provincia de Qinghai, Xining, China (2014); Premio Nacional de Poesía Tijuana, Tijuana (2016); DJS Translation Award (2018); Premio de Poesía de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Literatura, París, Francia (2019). Sus poemas han aparecido en las siguientes antologías: Mujeres que besan y tiemblan, Editorial Planeta, México, 1999; Poesía viva de Jalisco, Acento editores, Guadalajara, 2004; Nueva Poesía Hispanoamericana, quinta edición, Lord Byron Ediciones, Lima, Perú  (2004); Sólo habitando la noche se vence a la noche, Lord Byron Ediciones, Lima, Perú, 2004; Antología de cuento breve Acento, Editorial Plenilunio, Guadalajara, 2005; Voz de junio, San Blas Blues, Ciudad de México, 2006; Fe de errantes: 17 poetas del mundo, Otero Ediciones, Caracas, Venezuela (2006); Anuario de poesía, Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México (2008); Mujeres poetas de México, antología poética (1940-1965), Editorial Atemporia, Ciudad de México, 2008; Simfonia e Qëndresës, Festivali Ndërkombëtar/poezisë “Ditëe e Naimit”, edición XII, Tetovo, Macedonia, 2008; La mujer rota, Literalia editores, Guadalajara, México, 2008; Poemas al viento, La cabra ediciones/Alforja/El Desfiladero, Ciudad de México, 2008; 101 poetas/101 pintores, Secretaría de Cultura de Jalisco, Guadalajara, 2009; Beyond Words, Banff Centre for the Arts, Banff, Canada, 2010; Pour HaïtiÉditions Desnel, Fort-de-France, Martinica, 2010; Et si le rouge n’existait pas, anthologie poétiqueLe Temps des Cerises, París, Francia, 2010; Padre y Madre, Ayuntamiento de Guadalajara, Guadalajara, 2011; Fytyra e Heshtjies, Festivali Ndërkombëtar/poezisë “Ditët e Naimit”, edición XVII, Tetovo, Macedonia, 2013; Read Women: an anthology (edited by Amanda Fuller, Charolan Madden and Carly Joy Miller), Locked Horn Press, San Diego, EE UU, 2014; Mujeres poetas de México, Leviatán, Buenos Aires, Argentina, 2015; Claro de lunes, Taller editorial La Casa del mago, Guadalajara, 2017; Diccionario de escritoras de Jalisco, Salto mortal, Guadalajara, 2017; Nubes, XXX.  Cuentos suyos han aparecido en las siguientes antologías de cuentos: Mi vida junto a ti, PROADI, México D.F., 2002; Antología de cuento breve Acento, Editorial Plenilunio, Guadalajara, 2005; Nubes. Poesía hispanoamericana, Pre-Textos & Dcir ediciones, Valencia, España (2019).