Los gatos han sido acompañantes de Alejandra en sus procesos vitales, en la felicidad, en la tristeza, en la lejanía, en sus encuentros y desencuentros. Un gato a veces es el silencio que se necesita, la pasividad ante el derrumbe del mundo o el simple acto de jugar el cascabel cuando la vida lo requiere. Alejandra me ha contado de esa paz y felicidad que le trasmiten los gatos, también que cuando sale a correr lo hace en un lugar de Tuxtla Gutiérrez que ella llama El parque de los gatos; en él los felinos transitan libremente entre los árboles, y con suerte se dejan tomar fotos, o con más suerte aún