(Unión Hidalgo, Oaxaca, 1991). Escritor mexicano. Estudió Ciencias Políticas en la UNAM. Es egresado del Diplomado en Literatura Europea Contemporánea del Instituto Nacional de Bellas Artes. Escribe ensayo y poesía. Publicó ensayos en Centro Público y Melí Meló y ha publicado poemas en revistas digitales como Letralia, El Humo, Espora, Bitácora de Vuelos, Jus, Digo.palabra.txt y Círculo de Poesía. Apareció en la edición XV de la colección “Empezar por el principio” publicado por la UAM. Fue becario en poesía del Encuentro Regional de Literatura “Los signos en rotación” del Festival Interfaz 2016.
POEMAS
Primavera del 96
tenía apenas cuatro años
cuando mi madre al despedirse en la entrada de la escuela
me dio un beso en la mejilla que quedó marcado
fue brutal
el público estalló en una sola carcajada
a partir de allí creí saber
lo que era tocar fondo
pero entonces
veintiuno de marzo del 96
llegó la primavera
con sus mariposas y su desfilar de lucecitas ya la conocen
vestida de pájaros como ella sola
y yo dándole la bienvenida con una reverencia ya muy ensayada
frente a un auditorio repleto de gente conocida
y ante la sonrisa de mamá
vestido de abejorro
Peluche y la lluvia
Peluche, compañero de la infancia.
Peluche odia la lluvia
y por eso cuando llueve no para de quejarse
pone el canal del clima
muerde los sillones tira las almohadas al piso
«la gente es horrible y estúpida»
dice como buscando iniciar una pelea
yo trato de darle la vuelta al asunto
sé de su mal humor cuando no puede salir al parque
y por eso le digo que es verdad
pero también es cierto que algunas veces
un gesto de lo más ridículo una cursilería idiota
unas palabras simples como un «hola» o un «te necesito»
escuchadas de la boca de alguien a quien amas
puede devolverte la fe en el mundo
Peluche se me queda viendo y da un bostezo largo
«tonterías» dice
«la gente solo es horrible y estúpida»
«¿cuándo parará la lluvia?»
La memoria de los peces beta
es un mito que los peces beta no tengan memoria
algunos recuerdan incluso la mano
que hace cinco años
les dio de comer de más
fue un día agradable
descubriste que hay manos así
que lo entregan todo
que no hacen concesiones
y puede ser peligroso
recibir de más
acostumbrarse al despilfarro
por ejemplo
hubo una época
en que nada te faltaba
los días iluminaban su justa medida
y eras feliz
y no lo sabías
El año del pez espada
quiero aclarar algunas cosas:
odio el café y amo el agua fría,
aún me quedan dos o tres amigos
y he alcanzado a mis años
pocos logros destacables,
todavía no sostengo
una buena relación con los espejos
y a veces escribo sobre cuestiones
que en verdad importan —o eso dicen—
sin embargo, siempre llego a los mismos temas:
los peces espada, las oficinas, los payasos;
quiero y amo sin concesiones
—aunque a veces huyo—,
por lo demás, no digo nada nuevo
y me equivoco una y otra vez
y empiezo poemas —como este—
que nunca acabo
En la oficina
Admiro a las personas que trabajan sin distraerse
y no miran un poco el techo
las paredes los cristales opacos
y cumplen sus funciones como indica la norma
de principio a fin sin dudar
yo en cambio
he llegado a seguir a una mosca por horas
pensando en que nunca he visto
cómo mueren las moscas de muerte natural
o cuánto tiempo llegan a vivir
cuando no son aplastadas
y me ha sorprendido de qué manera todo esto
me pasaba desapercibido
cuántas veces he obviado
lo que la vida me da
como un regalo irrepetible