(Baja California, 1998). Egresado de la Licenciatura en Docencia de la Lengua y Literatura. Publicado en la antología Letrinas del cosmódromo. Ha compartido cuentos, poemas y ensayos en revistas como Tierra Adentro, Neotraba, Sputnik y Cinosargo.
CHOCOLATES
Mi abuela alguna vez me dijo
que en la vida solo dos cosas importan:
Los chocolates y los chismes
pero los chismes nunca empalagan
porque María se casó por tercera vez
y a Amparo la engañan sus dos amantes
y Mario Díaz no se quiere jubilar porque se muere
y masticamos
y saboreamos
no lo tragues nomás
disfrútalo
espera cinco segundos
que se asiente su sabor
y lo más importante
nunca comas chocolates solo
porque se amargan.
Después la diabetes
y de los chocolates nos olvidamos.
Pero los chismes no empalagan
la lengua refresca su color
las historias habitan en mi abuela
hasta estar maduras para ser contadas
pero no se preocupen
ella respeta/perdona
todos los pecados.
Estoy seguro que
de vez en cuando trafica
abuela, tus chismes saben a chocolate
y ella reía
y continuaba
porque los chismes no empalagan.
.
COMO LA PALMA DE MI MANO
Yo no creo en fantasmas
pero
siete por siete cincuenta
no
¡chín!
Mi maestro de primaria nos golpeaba
cada vez que
hablábamos cuando no
callábamos cuando no
o ignorábamos
o reíamos
No esuchabas sus pies acercándose
solo
una palma justo en la nuca
a Hernández le tumbó los lentes
a Pérez alguna vez un diente flojo
Pa’ que se te acomoden las ideas
pa’ que no se te olvide
la tabla, el siete, el dolor.
Sabíamos que nuestro destino estaba
escrito en acero
entre los pliegues de su palma
entre los gajos de lodo seco
que pisábamos de camino a la primaria
perdimos al profesor
dejo su respiración en medio del desierto
Yo no creo en fantasmas
pero
todavía vive el miedo
a olvidarme de la tabla del siete
a no escuchar sus pasos sin pies
y de un golpe en la nuca me lleve con él.