(Puente Alto, Chile, 1996). Escribe y dibuja. Licenciado en Literatura con Mención en Escritura de Guiones por la Universidad Finis Terrae. Ha resultado finalista y obtenido menciones en algunos concursos literarios. Fue antologado en el libro Mi canto no termina. 5 Años del Concurso Juvenil de Poesía Pablo Neruda (Fundación Neruda, 2018) y en el libro colectivo ARDE: Acción revolucionaria de escritorxs (Antiyó, 2020). Ha expuesto con las galerías virtuales Aquí No Hay Arte y Serendipia (2020). Participó en el I Festival de Poesía Joven La Chascona (Chile, 2017) y en el Congreso Metropolitano de Estudiantes de Lengua y Literatura (Chile, 2019). Escribe regularmente sobre literatura japonesa para Japonistas Chile y sobre temas varios en Liberoamérica. Recientemente, ha colaborado con el Informativo comunitario de San José de Las Claras, Masticadores de Letras Chile y Revista Oropel.
La línea del horizonte
Todas las tareas de mi hijo
que consisten en dibujar
incluyen la instrucción
de cruzar la parte inferior de la hoja
con una línea recta, una superficie firme
sobre las que sus figuras confirmen
que están ancladas al suelo.
Es importante recordar
que todo está anclado al suelo.
Se ha ido hoy con su madre
y mientras ordeno la pieza que compartimos
encuentro un cuaderno de kínder
mis dibujos
figuras sin conciencia geométrica
que flotan en hojas de croquis
perdidas, sin asidero.
De saltar unos treinta años hacia el futuro
imagino la enseñanza
de todo tipo de líneas.
Se va haciendo difícil
anclar los pies en este mundo
y parece valer más el empeño
en cuadricular cada aspecto cuanto antes
cercar la comprensión
a nuestro acotado universo de referencias
mientras todo, fuera de él, se desintegra.
.
Móvil
Atento observa un bebé
a su padre dispersar
una jauría de fieras de cartón
y los hilos que las unen
en danza y entretención
únicamente para él.
Completada la tarea, el hombre
alza nuevamente a su hijo
a la altura del móvil; con idéntica pasión
y la misma conmovedora avidez
vuelve a destrozar el orden
de aquella danza sencilla.
Muchas ideas cruzan la calma de aquel padre joven;
metáforas sobre su propia vida
en las que no se atreve a profundizar.
Luego de contemplarlo un rato, absorto
en su empresa indescifrable, sobre la cama
deja nuevamente a su hijo.
Con idéntica paciencia
vuelve a la tarea inútil, sin pensar
demasiado en nada, con una cansada
sonrisa impresa en los labios.
Felipe
octubre 22, 2021Excelente muchas felicidades al poeta Eduardo, veo un gran futuro en las letras.