(Mérida, 1996). Es autor de Una extraña música (Sombrario Ediciones, 2018), Médium (Sangre Ediciones, 2018) y El dolor es un ensayo de la muerte (edición digital libre, 2019). Obtuvo, entre otros, el Premio Peninsular de Poesía José Díaz Bolio 2017 y el Premio Nacional Universitario de Poesía José Emilio Pacheco 2019. Forma parte del Centro de Experimentación Literaria. Mantiene el blog Ensayoprimitivo.blogspot.com
POEMAS
Piatigorsk
Al sur de Rusia
y al pie de la montaña
se crían los mejores,
los que no muerden
ni patean,
los que dividen su estómago
en cuatro partes definidas
los que de tanta luz
te van dejando ciego y arden;
los que de patas grandes
como un roble nos engañan,
los que galopan lento.
Quiero decir que Piatigorsk
es un lugar hermoso
y a diez mil kilómetros
de aquí.
A la manera de Odilon Redon
Los caballos
son de lejos
las criaturas
más hermosas
del mundo.
De Arión
hasta Pegaso
en la llanura.
De la tez
de Brunilda
hasta sus ojos.
De la proximidad
y del principio.
Los caballos son
naturaleza muerta
aunque la historia
te diga lo contrario.
Una extraña música [fragmentos]
La historia de las lenguas perfectas es la historia
de una utopía, y de una serie de fracasos. Pero
nadie ha dicho que la historia de una serie de
fracasos resulte fracasada.
UMBERTO ECO
A LO LEJOS
el punto cardenal desaparece.
Pájaros cardinales cantan su rumor minúsculo
su murmuración de agua y fuego.
Una voz lejana lo confirma:
estamos llegando, estamos a nada de cumplirnos.
Un piar entre las piedras
el asma de las nubes
el árbol
que desde adentro
nos escribe
como la realidad
al espejismo.
UNA ORQUÍDEA EN TU CUERPO
me llama desde siempre, Esperanto
y eres más que una salida
un lenguaje con música de fondo.
Espejo en mi piel y azucena en mis brazos
algo crece en ti como germinan los signos de la boca
el beso de los muertos y los desaparecidos.
Algo germina en mí y en ti y en las palabras que no entiendo
pero que habitas en la burla
como fruto de los dados y el azar.
El dolor es un ensayo de la muerte [fragmentos]
2:21 AM
Vuelvo sobre las páginas de este cuaderno, de esta hoja abisal que te toca aunque te alejes, que otra vez reviste de altísima fruta lo que soy de ti. Vuelto sobre los pasos para librarme de la oscuridad, te acaricio mientras duermes, mientras tu piel amoratada por un punzón amargo late con toda la intención de hacerse ola. Golpea mis labios todo el mar que crece de tus piernas: la ventana con su luz se alarga como el amanecer en tu irreconocible rostro
tan apacible mientras sueñas.
4:51 AM
De origen lo he pensado, por nacimiento y por necesidad: somos pájaros apátridas cuyo fin es desplomarse. Somos un mal reproducido millones de veces en el mismo espejo. Esta es la razón que nos reduce a miligramos de certeza, de prodigiosa ansia de morder el aire. Quizá por ello, por este gen oscuro, habita en mí la necesidad de hacerme polvo junto al polvo de todas las cosas.