Porque su voz es inconfundible. Es una voz que resuena entre los espacios sonoros del intenso traficar poético. Ahí está. Melosa, delicada, sutil, eufónica, deliberadamente acuosa. Eso sí, nunca podremos olvidar un verso de ella. Su obra nos endulza o amilana, nos entrega reminiscencias del pasado o avistamientos del futuro. En su obra, por demás extensa, hay símbolos imágenes, delirios. También están los tiempos nuestros, los ajenos, los propios y los extraños.