Narrativa,

Tres minificciones (otras) de Ricardo Bugarín

RICARDO

(General Alvear, Mendoza, Argentina, 1962). Escritor, investigador, promotor cultural. Publicó Bagaje (poesía, 1981). En el género microficción ha publicado: Bonsai en compota (Macedonia, Buenos Aires, 2014), Inés se turba sola (Macedonia, Buenos Aires, 2015), Benignas Insanías (Sherezade, Santiago de Chile, 2016) y Ficcionario (La tinta del silencio, México, 2017). Textos de su libro Bonsai en compotafueron traducidos al francés y publicados por la Universidad de Poitiers (Francia).


HERENCIA

para Alejandro Bentivoglio

“Yo vendo unos ojos negros”, decía mi papá. “¿Quién me los quiere comprar?”, era siempre la pregunta. Parece que el negocio no fue próspero. Y aquí está ahora esa herencia. En una cajita, esos glóbulos oculares, ese par de iris aviesamente dilatados…Y esa mirada, esa mirada que no puedo quitarme de encima.

 

MUDANZA

Viene amaneciendo en la ciudad recostada junto al lago. Pasadas unas horas, se despereza. Mira su pie derecho que se extiende hasta apoyarlo en las primeras estribaciones montañosas del sur y, después, hace lo mismo con el izquierdo. Siente ese inicio de cordillera como una suave bienvenida. Y despierta del todo, se levanta. Toma una plaza, un centro comercial y una estación de ómnibus; elige luego una porción del bello parque diseñado por Thays por si fuera necesario asegurarse un poco de aire fresco y coloca todo eso en una mochila. Agrega una que otra avenida arbolada y sale a paso lento por el camino. La ciudad se traslada y sonríe. Pronto habrá otro destino de fundación.

 

HOME SWEET HOME

para Karla Barajas

En un espacio de luz natural que ofrece una ventana en mi cocina, hay una maceta con un malvón. En la maceta vive una lombriz que, al parecer, se lleva muy bien con el malvón. La hemos visto extenderse a tomar sol, otras veces se la ve recostada contra uno de los bordes de la maceta y, en algunas oportunidades, también suele vérsela apoyada en el tallo de la planta como si desde ahí oteara el horizonte. Y esta mañana, en el momento del desayuno, mientras el aroma a tostadas se expandía por la cocina, oímos algo así como una seguidilla de diminutas risas y aplausos. Nos acercamos al malvón y en la maceta vimos la felicidad de siete lombricitas que hacían divertidos ejercicios físicos bajo la guía de una mamá atenta. Ante tal asombro, Susana, mi hija menor, decide colocar junto a la maceta un pequeño tapete con el habitual saludo de bienvenida en ingles, como lo ha aprendido en el colegio.

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