Poesía,

Tres poemas de Raúl Zurita

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La obra de Raúl Zurita finca su voz en la multitud de hablas latinoamericanas que describen los hechos violentos de la sociedad actual. A la vez, revitaliza la poesía escrita durante la dictadura chilena, vigente en el imaginario de un pueblo que ha reformulado su historia para seguir con las exigencias diarias, lo que hace de su poesía una manera continua de leer la historia y el presente.

La poética de Zurita se inscribe en el diálogo internacional que visibiliza los hechos crueles no sólo de los países con dictaduras, sino de los crímenes de lesa humanidad, lo que hace que su obra adquiera un rostro vivo y así se sitúe en cualquier contexto, universalizando la voz de las y los desaparecidos. Y se desenreda lo que sólo ocurre en Latinoamérica: los lindes de un pueblo a otro se solidarizan y es lo mismo escuchar el tren con miles de cuerpos atravesando Santiago de Chile hasta Valparaíso, verlo llegar a las costas colombianas con los cuerpos caídos en Macondo o saber que cruza el desierto rulfiano de Comala, mientras una caravana migrante llega a Ciudad Juárez. Entonces la literatura al enunciar el desmoronamiento del mundo adquiere el rostro de la verdad. De forma paralela existe un deseo, la reconstrucción de todo. Por tal motivo, la obra de Zurita es honesta y seguirá avanzando por la basta llanura de la poesía escrita en español.

Armando Salgado

POEMAS

No apagues la luz, es que no puedo dormir
papá.

¿…?

Es que volví a ver los ríos muertos papá.

Los torrentes de la noche

El gran río se suspendía reventándose y él seguía y
era todo el rumor del río su voz mi maridita muerta
diciéndome, despiértate y vámonos que para el
norte el pena se diluye mira sí, y sólo por sueño y
luminarias se vienen allá las cosas como se vienen
las grandes naves cruzando el cielo. Por sondas,
por espaciales él dice se va a Nueva Chaitén
mirando la noche y de pura mente y luz se traslada
todo. Por los ríos, dice, bajan las aguas y suben
hablando y él entonces llama a todas las cosas con
los nombres de las grandes naves interespaciales:
Yelcho río: nave Nueva Espolón, Vida Nueva
Futaleufú, Nueva Michimahuida, y después nave
Nueva Palena, nave Nueva Río Amarillo, Vida
Ibáñez.

Queridos parientes: él llora, él está loco y por eso
todo lo nombra con las palabras nave, nueva y así. Y
él seguía y seguía diciéndome y yo me miré de
pronto e íbamos a estar juntos chilenos, chilotes y
zarcos, si tan pegada con los idos, los boteros y los
muertos que quise decirle que ya ni más sufriera.
Rompa, pensé, la cadena que lo ata y parta con los
muchachos al viaje, pero él seguía y su voz bajaba
hasta mi fosa en la tierra como todos los ríos que
desde siempre bajan y llegan hasta las fosas en la
tierra y es el Río Viento, el Río Cielo, el Río Noche,
el Río Sueño.
El río No Oigas, el Río No Te Vayas, el Río No
Llores, el Río Por Qué Me Morí.
Todos, sí todos llegan. Por los grandes torrentes de
la noche, llegan.

CIELO ABAJO

Está amaneciendo y yo me marcho papá. Hondo
es el pozo del tiempo. Las montañas siguen
tapadas y a lo mejor por fin llueve. ¿Te imaginas
las rompientes reventándose de nuevo sobre
estos pedreríos papá? Nunca me dices nada papá.

Las ciudades del agua (Ediciones ERA/Universidad de las Américas/Gobierno de San Luis Potosí, Secretaría de Cultura/México 2007).

Zurita (Universidad Autónoma de Nuevo León/Editorial ALDVS/México 2012)

(Uruapan, México). Escritor y docente. Ha publicado distintos libros de poesía, narrativa y literatura infantil y juvenil. Es colaborador del suplemento cultural “La Gualdra”, de La Jornada Zacatecas.

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