Se trata de un poemario religioso en el buen sentido de la palabra: se asume como ligamento, contacto entre los que aquí están, en el globo terráqueo, y el que está arriba, en las alturas. No se trata de congregación o amuleto para propiciar una entelequia. Es un libro de rezos que provienen de la boca de un hombre que armoniza con el lector. Reza para hacer poesía. Y lo hace parafraseando, creando la oración, recreándola. No es un palimpsesto. Es una proximidad a quien una vez, hace siglos, también dijo esas oraciones con otras palabras. El hombre de hoy, el poeta, las asume con el tiempo que vive.