No se sabe lo que hay detrás. Uno atisba a la memoria y encuentra ese grito desgarrador, el último hálito.
Todos tenemos recuerdos de allí, porque nacimos dentro. Y al paso de los años la recurrencia se vuelve inevitable. Me refiero a los elefantes blancos vistos desde afuera. Los hospitales que por lo regular nos generan angustia, porque el recuerdo, los recuerdos, habitaciones del dolor.