Hace un año, por invitación de Fernando Trejo, estuve junto a Javier Molina para hablar de Raúl Garduño, quien en su poema “Del vientre de un día” escribió estos versos: “Aquí estoy con mi palabra llena de miedo,/ aquí alcanzo apenas los brazos de mis voces ahorcadas/ en las paredes de cuarto”. Hoy, el homenaje es para Javier Molina, quien en el primer poema de Bajo la lluvia asentó estos versos: “Te lo digo, así no vas a ir a ninguna parte, husmeando en el calabozo, poniendo la mano sobre la frialdad de las piedras del muro” (p. 17).