La novela es el género de la libertad: carece de poética (principios o reglas estables de composición), es mutante y mutable en cuanto a la forma del discurso se refiere (puede aparecer como historia, antropología o confesión legal), permite decir aquello que en nuestra pequeña realidad se nos niega contar y, por si fuera poco, escapa a todo propósito moralizante. La novela breve, además, intenta robarle al cuento una economía de elementos que salven de cualquier morosidad que pueda desembocar en el aburrimiento del lector.