Mi madre es la persona con la que he tenido las mayores discrepancias. Ambos nos movemos en mundos distintos, a pesar de eso hemos aprendido a no juzgarnos tanto, la expectativa ya no nos mata ni nos envenena, por el contrario creemos, y damos por hecho, que estar aquí es un pretexto para acompañarnos y vernos tal y cual somos. No hay carta debajo de la manga, ni plan emergente, soy la prolongación de su sombra.