Devocionario confirma, en concreto, los referentes de Cuaderno de los sueños, de 2009, y Los disfraces del fuego, de 2015, libros previos al muestrario de Traducir el silencio que, tras la aparición de Cincinnati. Historia personal, de 2019, recuperan con Devocionario el diálogo con las condiciones sustanciales del decir poético. Ya lo anticipan dos de los tres apartados del índice: Traducere y Silentium. El tercero, que da nombre a la colección, no se queda en zaga e insiste, como en distintos momentos de la trayectoria lírica de Manuel Iris, en la dimensión poética del religare que convierte la plegaria en un precioso recurso de súplica y evocación. Pero, lejos de merodear la sacralidad desde el vértice del arrebato místico
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