Tornasol de días infinitos
Te he visto feliz
enojada
indiferente
con perro
sin perro
triste
desnuda
con gato
sin gato
arrojándote
(en sueños)
de un noveno piso
en la mueca
de los que pierden
su vuelo
en los números
de mi teléfono
en todas partes
y con alivio
cuando sales del baño
y caminas hacia mí
y me dices
“se me acabó la coca”
y te abrazas a mi pecho
y pasan horas
–quizá días–
sin movernos
Yo, un Stone; ella, un poco fresa
Somos tan distintos:
tú y tus maceteros, tus flores,
tus sobrinos, tus amigos:
fabuladores de éxitos de oficina,
las migraciones, las intrigas,
el tinte: el sí we y el antro,
el bisbiseo por la espalda
Somos tan distintos,
empezando por la facilidad
con que resuelves la tecnología:
el “guasap” y las actualizaciones;
y yo con el ojo rudimentario
de las cosas viejas: el vinilo,
el tornamesa, el contrato social,
hasta la victoria siempre, comandante
Quizá por eso evitamos pisar juntos
las plazas imaginarias de los sueños,
la bebida caliente en la misma cama,
las paranomasias, los juegos de mesa
Y si fuéramos amantes
y si mordiéramos juntos
esa libra de carne humana
corazón rojo del sexo;
y si viéramos juntos
los húmedos ojos de la muerte
y si de una vez me clavas
los filosos veleros
que no navegaremos
Es mejor así –me dices–
como quien deja un caramelo
en mi lengua
Frijol con puerco
Me he vuelto vegana –me dijo,
de buena fe, sin policías en el edificio
ni colación de otras piñatas;
vegana de cabello largo, saco negro,
costeña de fuego
Me he vuelto vegana –me dijo,
raíz de luz, libre de impurezas,
libre de los ojos vidriosos del carnero,
libre de los bisbiseos de los mataderos
Vegana hasta el domingo,
cuando llegaste de improvisto,
madera vieja de mis puertos
¿Por qué me trajiste frijol con puerco?
¿Sueñan las niñas de provincia con ovejas eléctricas?
Mi novia de la secundaria
–que en ese entonces tenía catorce años
y hoy casi cumple cuarenta y ocho–
no tenía idea de Estados teocráticos,
juego de poderes, conflictos diplomáticos,
el corte transversal de la ironía:
su pubertad apuntaba hacia otras posibilidades
Atribuyo el desfase a su Dios, sus padres,
la estampita con oraciones para los niños pobres;
a su pueblo y los corrales con gallinas,
su fe de niña desnutrida, ah, y la milpa
Ella y yo sumamos casi un siglo,
ese disparatado dato que refriega la nostalgia,
los esguinces, las penitencias intestinales;
que apuntala a los fracasos de los sistemas
Ella no lee ni le importa la poesía y los discursos
y las homilías de tan culto ejercicio
Pensé que estaba muerta –ya saben–
la providencia, la suerte y el azar, el pan de cada día:
los aviones caen, los autos se estrellan
y además: tiembla
No es así: vive y viaja cada año a Nueva York,
París, Las Vegas y un humilde etcétera
Sabía que esos lindos ojos verdes no eran para ciudades distópicas
La belleza y su gran público
Sí, aplaude
Colby Texas blues
Mi padre no tiene nombre, y en su ausencia:
Díez Canedo, López Velarde, Malcom Lowry,
la carretera Cuernavaca-México
Autores y libros y una anciana que atravesó
sola Los Pirineos; historias que contaba,
de cómo su primera esposa bautizaba gatos
y moría aplastada en el sismo de septiembre
del 85
De las tardes lluviosas en la Plaza México,
de la fiesta brava y la novedad escénica,
de Fausto frente a un demonio de 500 kilos
Los ojos de la muerte: Cronos del mediterráneo,
restaurantes bonaerenses, paella con amigos,
consejeros de la Secretaría de Hacienda
Mi padre no tiene nombre, navega en barcos
de opio de una novela
Últimas noticias: muere Manolete
y cae un avión en Los Ángeles
Qué solos estamos, padre
Qué solos
La vendedora
En México me cerraron
la puerta que da al país
Nicolás Guillén
No supe su nombre
pero parecía una lámpara
No supe su nombre,
si esperaba de mí una moneda,
cinco palabras o un poco de mi sangre
No supe su nombre,
si era una sombra, un desierto
o la roca de su iglesia
Quizá no era necesario nombrarla
ni conciliar tormentas bajo la sombra
Eran los corredores de sus ojos tristes,
su corazón de terciopelo blanco
No supe su nombre,
sólo recuerdo el fogón
y sus pequeñas bestias de fuego
No supe su nombre,
sólo la vi caminar,
envolver con su falda
grillos y estrellas
Y pensé en mi madre,
en la soledad de las señoras grandes
No supe su nombre
pero parecía una niña
al comerse sus dulces
Una cajita de fósforos
es todo lo que ilumina su vida
El hermano lobo duerme en la cama de a lado
Sé que tu día fue difícil:
tu Universidad –siseo de la serpiente–
los hizo competitivos,
asesinos a sueldo de particulares,
frecuentes a los edificios corporativos,
expertos en tratados internacionales
Yo que de competitivo y experto
no tengo nada y nada me obliga
a amar mi imagen en el espejo
ni despuntar mundos sin violencia,
huelo a barbacoa al mediodía
¿Y qué?
Sé que tu día fue difícil:
tu Universidad –museo de cera–
los hizo emprendedores
y los emprendedores saben combinar
el traje con el tenis estadounidense,
asumen la derrota como antesala
de la victoria y conducen el auto
en busca de esclavos negros
y te entristece saber que ya no hay
esclavos negros bajo las luces amarillas
de las calles principales
A las 21:30 –te lo mereces te dices a ti mismo–
enciendes tu televisión y tomas distancia de los miserables
que no tenemos una pantalla de 49 pulgadas
La Diet Coke no te quita puntos en el gimnasio
y Frozen es tu película favorita
Tu celular suena
(Tuxtla Gutiérrez, Chiapas; México) Becario del PECDA por su libro de ensayos Qué triste no ser el Hombre Araña, CONECULTA, Chiapas, 2007; becario del taller de poesía Bosque sin senderos, fundación Harp Helú, en La Casa de las Artes, Oaxaca 2007. Ha publicado los libros Pollito Card, UNICAH; También de dolor se derrotan zombis mutantes, Cohuiná Cartonera; Intencionalmente náufrago, Editorial Carámbura; Prohibido degollar patos, Editorial Almada Broders; Nunca sonrías a Optimus Prime, Espejitos de papel Editores, Puerto Rico; El apetito de los ciegos, Editorial Public Pervert; Bruce Wayne y la generación X (un concierto de rock para Chulpan Khamatova), Editorial Popotito 22; Baxter Memories (vida y obra de Víctor Von Doom) y Tu Kung Fu no es poderoso (Gran Jefe Apache escribe poemas de fertilidad),Tifón Editorial.
Sus poemas han sido publicados en la revista Tierra Adentro (2007 y 2014), México; la revista Hache de poesía, Murcia, España y Quadrivium, Universidad de Puerto Rico. Actualmente administra su blog Popotito 22.