Abordar la poesía de Francisco Trejo es transitar los encrespados mares de Odiseo, o dolerse con Penélope en la continuidad de sus relojes, que el amoroso encuentra en las líneas de su mano. Pero es también deslumbrarse con la muerte, permanente en los dioses de Tenochtitlán, que concede a los poetas esplendorosas alas, no para convertirlos en pájaros o ángeles, sino para contribuir a la levedad de nuestra casa.
Omar Ortiz
HERRUMBRE Y DROMEDARIO
Nací enfermo de estar vivo
y llevo más de veinte años sin la mentira del remedio.
El vértigo, el pesimismo y la piedra de la cólera
son los mayores síntomas, la otra piel, de mi nostalgia.
Mi cuerpárbol de aves abyectas
se disipa en parvadas, en diásporas de sobresaltos.
A menudo me siento incompleto:
sólo tengo rostro en la poesía —arañado, pero mío—.
Toco las palabras con la humedad de mis vísceras
como se toca el paladar con la punta de la lengua.
Yo nací con pesadumbre: soy el agua que agoniza sobre el hierro
y mira distante la garganta del mundo dromedario.
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CANTO CARDENCHE PARA LLORAR ALGUNOS NOMBRES
Hubo un día en que sentí la sed de todos los años de mi carne.
Y busqué un río. Y busqué otro nombre.
Con la boca seca invoqué a mis abuelos:
«Hipólito», «Julio», «Aguasangre», «Aguardiente».
La primera muerte de los míos
estuvo siempre en el alcohol, como un insecto conservado.
Fueron mis viejos los primeros en abrir
la botella del caudal que me quema la garganta.
Yo hice un poco de fuego con alcohol
para quemar de mi grito los nombres que me duelen.
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COMO TORSO DE BELVEDERE
Tengo algunas palabras para retratarme
y no pasar la vida «sin decir» en la antesala de la muerte.
Diré que —más allá de mi cabello sin forma,
de los élitros torpes de mis labios,
de mi frente alta como mirador sin estrellas
y de mi nariz fracturada por el desasosiego,
incluso más allá de mi estado hipocondriaco
y del alcatraz oscuro que podo en la poesía—,
intento ser un hombre completo
en la boca del mundo que todo lo mastica.
La poesía es un pasillo en silencio
donde se exhiben las mutilaciones que celebra nuestra especie.
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ÉLITROS
He pensado siempre que hay algo de esquirla en mi nombre.
Si libertad significa en sus enjambres,
no siento un par de élitros cuando alguien lo pronuncia.
Siento un golpe en los huesos, porque me rompo al escucharlo:
dudo tanto de portar
……………………………………la máscara que buscan.
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SILUETAS DE LOS TRISTES
También hay un canto, como un lugar para los tristes.
Hay poesía, bienaventurados,
para los que caminan con un hoyo en la palabra,
los que navegan por el llanto, en las balsas del insomnio,
los que nunca llegaron a encontrarse
en los espejos, ni en el tacto húmedo,
los que van sin saliva
y clavan su voz en cualquier encrucijada,
los que regresan del sueño
y olvidan despertar su corazón emocionado,
los que viajan en veloces bicicletas
y rompen enjambres de mustias avispas,
los que lanzan un anzuelo
con la certeza de que el río les negará su carne,
los que incendian las cortinas, no por ver el mundo,
sino por conseguir que el mundo los mire,
los que llevan el nombre
cosido en la misma tela de los trajes luctuosos,
los que van de rodillas
por cargar un costal con las piedras de otros infelices,
los que no comen
para no impedir el paso a la blasfemia,
los que, si pudieran, se partirían por la mitad
para ser dos en la misma hebra de tristeza, entretejidos,
los que no celebran los partos
porque saben que nacer
es la llave de las puertas que dan a la salida,
los que sienten hambre, a pesar del pan,
y mendigan un trozo de ternura,
los que, asimismo, se petrifican
cuando les dicen «locos» con una parvada de zanates,
los que traen consigo un tambor
y lo hacen sonar cuando alguien acaricia al erizo del mundo,
los que caminan por la ciudad
con un violín roto, parecido a su silencio,
los que tienen las manos frías
porque temen al fuego, tanto como temen al amor,
los que, ay, atesoran poemas
para darle cuerpo a su dolor sin forma.
Poeta, ensayista, investigador y editor. Autor de Penélope frente al reloj (2019), Canción de la tijera en el ovillo (2017/2020), El tábano canta en los hoteles (2015), entre otros. Una muestra de su obra está incluida en Carta deshecha en el mar del remitente (2021), Sumario de los ciegos (Antología personal) (2020), y Antología general de la poesía mexicana. Poesía del México actual. De la segunda mitad del siglo XX a nuestros días (2014). Ganador del VIII Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2012, el XIII Premio Internacional Bonaventuriano de Poesía 2017, el VI Premio Internacional de Poesía Paralelo Cero 2019 y el XIV Premio de Poesía Editorial Praxis 2021.
Barousse Ana
febrero 2, 2022Se derramaron las palabras como un garrote,
Lloré, pero era bueno ese llanto,
Espeluznante hubiera podido también decir