Poesía,

Cuatro poemas del libro Los Nombres de la tierra, de Kary Cerda

Kary_Cerda

Poeta y fotógrafa, mexicana. Su primer poema se publica en 1981 en Paris, Francia, por la Editorial Caracteres, traducido por Claude Couffon. Formó parte de la Unión de Escritores de Francia durante varios años. Se han publicado más de 40 libros ilustrados con sus fotografías. Ha participado en recitales internacionales de poesía en México, Nueva York, Washington, Puerto Rico, Costa Rica, Cuba, El Salvador y Honduras. Sus poemas han sido traducidos al francés, inglés, italiano y maya. Ha publicado  Por la vida una (Mexico, 1991), Soirs de vignes (Paris, 1984), Por la vida una (México, 1996), Usumacintamente (México, 2012), Usumacintamente, las canciones (Disco con poesía musicalizada. Conaculta 2008), De tu piel a mi universo (México, 2010), Tres cuentos y una niña (México, 2013), Los nombres de la tierra (El Salvador, 2016).


POEMAS

Usumacinta

Todo era obscuro
cuando se pronunció tu nombre
por primera vez

La voz se convirtió
en caudal
y cada nota
en la acuática silueta
de tu poderío

Todo era obscuro
y en el silencio
se tejió el brioso palpitar
de tu cintura de hombre
de tu abrazar de tormenta

Grijalva

Tu corazón ha sido
fuente y transporte
del líquido rumor
de mis plegarias

Sobre tu piel de agua
lloré la lejanía y
palpé la esencia
de la luz
en mis entrañas

Recorro tus orillas
para encontrar
tu nombre grabado
en el lecho profundo de mis venas

Río mentor de mis ancestros
amo tu estampa con la daga afilada entre mis huesos

Mi alma es vasta como tus crecientes
y ensancha su caudal en tus riberas

Yo soy Grijalva en mis maneras
como tú eres poeta en tus vaivenes

Amanezco en tu nombre como una bendición
pues nada de lo que al río caiga
se pierde o desperdicia
todo alcanza
el destino puntual
de lo infinito

Plegaria de las mariposas

Porque en cada país
hay una niña
que necesita tu voz

A veces en Costa Rica
la luz nace de la tierra
y de entre los cerros
manan gritos
como millones de almas llorando
el dolor de las niñas violadas
por sus padres y padrastros
por sus enmudecidas madres
por hombres trastocados en bestias
ante los cuales
las niñas aterradas
le rezan a las mariposas

La noche de las angelitas

Sombra poblada de hamacas
ahogado llanto
sofocos
tensas hebras de manantial herido
donde se acuesta el odio con la soledad
en la entrepierna de las angelitas

Impotentes
ya no duermen ni se atreven a soñar
sólo escuchan el ciego acontecer
estupefactas

En sus vientres
la sangre virgen de la rabia
se gesta amordazada

Crimen de brutos descalzos
en la noche de los cerros
y en los corazones la certeza
de leche agria
amamantando inocentes

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