Poesía,

Dos poemas de la poeta Mariana del Vergel

Foto por Óscar Ovalle

Egresada de la carrera de Letras Españolas por la Universidad de Guanajuato. Fundadora del Encuentro Nacional de Revistas Literarias (ENAREL) “Fernando Benítez” y coordinadora del primer Encuentro Nacional de Mujeres Poetas Jóvenes. Ha publicado sus poemas y ensayos en diversas revistas literarias como Punto de Partida, Punto en Línea, Revista Feminismo/s, Campos de Plumas yen Liberoamerica. Obtuvo la beca para el Curso de Creación Literaria para Jóvenes de la Fundación para las Letras Mexicanas en 2021 y actualmente es becaria del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Guanajuato 2021. Es directora editorial de la revista de creación y crítica literaria Los Demonios y los Días.


Sillas

Te sientas, nos sentamos, se sientan
poltronas, butacas, reclinables
de madera, forja, terciopelos
móviles, binarias, secreteras
puestas todas a descanso
utilidad y pensamiento
respaldo de memorias, confesiones
balbuceadas a dios
en la sala de espera.

Por ahora, dice la psicóloga, no es nada
levántese, por favor, tome aire,
medite en caso de, camine, repare en las roturas,
vuelva a cada una de sus partes
ya es hora de cambiar su respaldo
ya es hora de tomar la paralítica
por lo que es:
las serpientes tienen
también cuatro patas
y muchas veces
se les quiebra
la vara con que miden.

Y yo solo veía los huecos,
el espacio que hay
entre las sillas.

Cae el último gran mito

Al antiguo acervo de la biblioteca Emilio Uranga,
que se inundó.

Phlebas the Phoenician,
forgot the cry of gulls, and the deep sea swell

El fuego no
nos hizo ver la cortedad
de nuestros versos

El fuego
no

fundó la hoguera
gritó déjala caer
la colosal cabeza
lo profundo del que escribe o
lee entrelíneas sus
montañas de papel

(Creemos que creemos en lo mismo
pero el fuego no

fue necesario)

Algo con mayúsculas
se puso sus mojados trapos
cubrió su rostro
de húmedos cabellos
y se nombró 
lumbre al recorrer
edad y juventud en
el vaso d Alejandro

nada con nada

A la verdad de los quemados
y en memoria del infame
no nos hizo falta el fuego

Hay a continuación [la caída de]
una isla en el mar turbulento:
la naturaleza
en su punto de rocío
sotavento
por la casa
susurros manos rostros deshojados
descuido en el no saber
que saber cuidar es importante
hasta la fragilidad
en el junco del papiro

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