(Hermosillo, Sonora, 1986). Doctora en Humanidades. Autora de los libros: De cuando ellos se narraron (ISC, 2016) y Love is love o de cómo me ato las cintas (NITRO/PRESS, 2019). Ganadora del concurso Nacional de Narrativa: Gerardo Cornejo y del Concurso del Libro Sonorense, entre otros. Ha sido becaria del FECAS. FONCA y CONACYT. Presidenta del Colegio Sonorense de Académicos de la Lengua y la Literatura.
En medio de esto
Déjame siempre a medias,
siemp a med,
en medio de ti y de tus secretos condensados
y de tu monstruo mesozoico que huele a retrete de cantina.
En medio de tu arenga que sutura,
y de la falta,
y de la sobra.
De los platillos hipotéticos que jamás preparas,
y del te amo que dijiste y regresé de nuevo a esa tu GRAN boca habladora.
En medio de aquello que no somos,
siempre en medio.
En medias negras,
in media res,
inapelable, incisiva, incierta,
medio loca,
medieval.
Narra todos nuestros finales posibles
y llega al más corto pronto
con cierta antipatía porque ellos trrruenann rápido como knock-out
y tumban,
y hacen que demos vueltas mareados,
así como cuando abusamos de loquesea para sentir náuseas,
porque nos gustan los finales abiertos
y girar,
y sentir ese vértigo de jamás amarnos demasiado.
Finalicémonos para que las cargas pesen poco,
casi nada,
seamos puntos álgidos y bailemos sin pisarnos tanto.
Nunca des todo porque me tropiezo y me apena
….c
….….a
….….….e
….….….….r,
y me ruborizo y odio el rojo y la burla y tocar el piso con la cara.
Quédate ahí en el sitio exacto en donde nace el poder ser,
nunca concretices,
siempre llega
despacio
dan-do-pa-sos- so-no-ros para poder escucharte desde lejos
y fingir que no me emociono al oír tu ritmo len – to de blues chispa.
Cuando llegues dame un beso que no sea beso sino hipotetización de uno,
de uno desapegado y absoluto,
que sepa a tu humo de hombre que se fuma hasta el filtro,
y quema y es amargo y es veneno de rata, y un pulmón gris, y un hombre amputado.
Dame poco,
dame p.o.c.o. y a medias,
jamás pretendas dar profundamente porque luego no sé qué hacer cuando me lleno
y exploto
y me pongo fea
como la tierra minada, como la bomba expuesta.
Por eso mejor te pido que estés quieto, y que me beses con cierto histrionismo clásico,
y que regreses d e s p a c i o
y me tomes a medias para siempre fingir que te pienso aquí
dentro de esto que llamamos narcótico,
magia truqueada de dos que se mienten
y escapan para no ser una historia
sino multiplicidad de dilemas.
Permite que te defina impreciso
y te tenga en la punta de mis pies duros,
dando vueltas en re,
fisgoneando en la basura del mundo,
llorando cal,
siendo ácaros de la almohada que nos sostiene cada vez que aparento soñarte.
Vete pronto cada vez,
regresa siempre un poco,
lóame un rato cada cierto tiempo
en
.
.
silencio
.
.
y por ninguna circunstancia demuestres que te tengo asido,
sabes que no me gusta tejer,
no me des hilo,
deshílame,
y como dijo aquel poeta: asuélame,
no como potrillo dulce,
sino como aguamala tóxica,
o aguijón,
o espina,
o aguja oxidada.
Seamos amargos,
infección,
infinitamente improbables,
agrios,
y siempre seme a medias,
muy lento y en-me-dio…
Puedes quedarte a veces,
incluso tomarme de la mano como haciendo un infinito con ellas,
puedes contarme el mundo,
y cantar las horas,
puedes ser un poco tú, porque el tú completo es demasiado,
y ya dije al principio que me lleno y exploto
y que me caigo y no me gusta caer y aborrezco el rojo.
Puedes estarme pero siempre siéndonos pausa,
pausa intermitente que sabe de destiempos;
bailemos un pie a la vez,
y desconcreticémonos y deshagámonos,
y seamos siempre a medias,
así
tan completos.