Sesenta y nueve
(Al viento tu pelo que huele a lima)
A Isabella
Aquí junto a mi
justo sobre la pálida clavícula en mi hombro izquierdo
tu lenguaje de pequeña ángela en vigilia roza el silencio de mi cuarto
dice muchas cosas que siente y que mira a través de las sombras de la noche
Tu madre ha traído el agobio del trabajo
ha traído el trabajo urgente y apremiante
mientras tú con tu locuaz juventud y viva energía
quieres encontrar el sentido de las cosas que percibes a través del viento
a través del susurro de las palmas
a través del silencio de la noche
y tu pequeño corazón de tigre
late como un colibrí en el pistilo de las flores
Cincuenta y siete
(Al viento tu pelo que huele a lima)
En la inmensa belleza de las constelaciones que habitan el universo
más allá de todos los atavismos
y las profundidades oscuras
muy por encima de la existencia del pecado y el destierro
justo en la cima de la luz que se perfila
a través de tus ojos y los míos
nace el amor
con el color vivo de amapola en flor
y la fuerza con que al colibrí sostiene su vuelo
como una flama en el corazón
en el epicentro de nuestros pechos
en la medida exacta de la existencia
–germina el amor
anida esperanzado en donde florecen las sombras y la noche
en donde empieza la historia de los besos
y se escriben las caricias iluminadas de pasión y fuego
Tu río hace en mi vientre a la aurora límpida
transparentemente magnífica
como amaneceres refulgentes
en ese instante se alinea el universo
en el conjuro adormilado de la luna
con el asomo de los rayos solares
El amor nos da la verdad a través de la mirada
nos da la libertad de los caminos y el canto de las aves
nos vuelve agua y tierra
viento y fuego
nos hace libres
… nos vuelve pájaros
Sesenta y uno
(Al viento tu pelo que huele a lima)
Te extraño desde ayer en estas tardes pardas de la ausencia aún siento cómo fluyes en el calor del silencio conmigo en la lejanía
–pegado a mí
zurcido a la mía piel en cada poro por cada beso y en cada paso silente
o bullicioso cuando transito sobre la acera que me lleva al parque sin importar si es el de la Avenida Central o el de los Pajaritos
y aún cuando estoy en la espera del transporte de la ruta 27 que me lleva hasta lugares sin imaginación
–sólo cotidianos
estás junto a mi en el soplo que agita mi pelo
en el viento que besa mis manos
en lo caliente del aire que se agita entre las hojas del árbol más cercano
– estás tú con tu olor a lima
en la siguiente calle donde mi deseo nace
¿Qué será de mi si no regresas?
si dejas que el otoño pase y se apresure el invierno si no estás tú para recolectar y acomodar mis hojas
¿qué será de mis proyectos y mis oraciones y mis versos?
y de las sábanas que gritan la necesidad de tu calor y hambre
que voy a hacer con este amor tuyo de ti y para siempre mío
¿Qué será del amor y nuestra historia?
todo se irá dando tumbos en el mar
se ahogarán entre las algas
y se hundirán en el fondo como perlas marinas nuestras vidas anteriores
y los antiguos caminos
Veinte
(Para llenarme de silencio)
Sé donde encontrarte en las mañanas
¿dónde hallarte después de la taza de café antes de acostarme?
¿esperaré el nuevo día?
para entonces mi piel
ojos
grutas
tendrán cansancio de virus atenuado
en estas largas ansias de mirarte
en que pesan las horas de la ausencia
hambruna de amor
recuento de mordiscos
golpeteo de paredes
ilusión de brazos que me abrazan ante el engaño del espejo
Sigues pegado a mi delirio
tan suave que pareces brisa
tan recio que de fuego incendias el holocausto que purifica mis entrañas
en la luz nocturna de mis oquedades
en la oscura claridad de las vigilias
en el estertor de los mutismos
purifico los ojos
los sentidos
con este dolor que me atosiga
y no sé qué hacer
no sé qué decir
si cuando te llamo enmudece de ilusión el alma
Pero estoy obligada a encadenar la tentación de acariciarte
en la turbia soledad de mi esqueleto
más allá del infinito que cuantifica las distancias
y por encima de mi pero en secreto
para que nadie lo vea
para que nadie lo escuche
para que nadie lo sepa
solamente tú
guardo un alarido en mi sepulcro
cuando te siento gemelo a mi costado
e imaginaria tiemblo niña-candor
mujer-fiera
y machaco al demonio que me empuja hacia tus piernas
al demonio que me exige mancillarte
No existen lluvias desde tus tormentas
pena de siglos amor
amor de siglos pena
en que rasgué las ropas del recato
en afán de sentirme niña-mujer
angel-engendro
y llevo entre los huesos el desvelo
el cansancio azotándome los párpados
negados a dormir en este infierno
Te mantengo insomne
con las piernas preso
toco
paladeo
disfruto
la rotación sincronizada con que cincelas mi abismo
el tropel interminable de tu péndulo
contemplándote irreverente
desde la estatura mujer-carne que me conforma
mientras haces el amor en el dintel de los espectros
- es cierto
la vida es un vértigo desde que te apetezco
desde que sueño abrirme para que mueras dentro
Y chupo hasta escurrírseme por el cuerpo
tus respiros que se enredan a mis poros
tus llegadas que bautizan a mis senos
siguiéndote por el espacio-tiempo hasta el traspiés cansado
cuando te agobie el cansancio de los años
y me desgarro en temores ancestrales por beber las delicias de tu semen
ávida de llenarme en el sacro lugar de tu existencia
con afán de aluzar estas penumbras
de tener sobre el vientre tus locuras
el empuje de tu ardor entre mis carnes
adueñarme del mar que se filtra en tu pubis
succionar en tu vértice trombas
y huir
irme
¡qué caray!
hasta el sitio donde la noche se amanece a sí misma
Veintiseis
(Para llenarme de silencio)
A María Dolores
Cuando te acompañe a ese sitio sin retorno
como último contacto con tu cuerpo
cuando tu resina empape el cementerio
y tus huesos sean el soporte de la ausencia
qué dolor inaguantable
Estaré sin abrazos ni consuelo
masticando la vida aunque me duela
- entonces
- sólo entonces
querré silencio para que nada te despierte
y no te sientas sola entre los muertos
mientras cuento los minutos-tiempo
cantando una canción con marimba de trasfondo
y sentada en la orilla de tu cama
tiemblo mojada por chubascos de nostalgia
entumecida hasta agotar el galón desfondado de mi llanto
Gladys Fuentes Milla (Ciudad Hidalgo, Suchiate, Chiapas 1955). Periodista, locutora, promotora cultural, fundó la Agrupación Cultural Independiente Cortijo de Locos, así como la revista con el mismo nombre perteneciendo a la Red Nacional de Revistas de CONACULTA, autora del Festival Canto de Zenzontles. Cuenta con estudios de Literatura, por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Coordinador de Talleres Literarios por Ethel Krauze con valor curricular ante la SEP; Creación Literaria, por la SOGEM y CONACULTA, Liderazgo y conducción de grupos.
Obtuvo los premios: Primer lugar Nacional como Secretaria Ejecutiva; Premio Regional Sureste en Poesía José Gorostiza; Premio Estatal de Poesía Tabasco. Su obra aparece en varias antologías y su trabajo ha sido publicado en el país, así como en Chile y Cuba. Obra publicada: Cuánto por la Vieja Pena; Para llenarme de silencio; Al viento tu pelo que huele a lima.