En el fragmento 30b del Shabbat, en el que se explica la inclusión, a pesar de sus aparentes contradicciones, de Qohéleth (Eclesiastés) y de Mishlei (Proverbios) a los Ketuvim, dentro del Tanaj (Biblia hebrea), asoma —como de pasada— en la completa periferia del contenido principal, una cierta finalidad del trabajo humano, que a riesgo de adivinatorio, me atrevo a comentar. Ante la pregunta que abre Qohéleth, ¿qué saca el hombre de toda la fatiga con que se afana bajo el sol?, el Talmud responde, desde la escuela de Rabí Yannai “que el hombre no saca ningún provecho de lo que halla bajo el sol, pero sacará provecho de lo que existió antes que el sol”.