Selección del libro Flama de la memoria, Mantis editores (2006)
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Pétalos al sol
millares de pétalos mudos
descienden
ciegan las cabezas del desfile
introducen rayos por los ojos
la memoria
lenguas en silencio
lamen los llantos también
enfrían sus banderas al sol
y una sombra de terror nos cubre
de ayer arrepentidos
son tantos como estrellas
como sus tantos dedos índices
su inocencia
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Tras las nubes el silencio
tejido de pétalos que yergue
la ciudad
infinita
la rueca
grosor del tiempo
entre agujas
y cantos que se apagan
divididos siameses
madres que se deshojan
sin canastilla
qué pétalos tan grises
ante el granizo ciego
del asombro
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Un pétalo resbala
sobre otro
y sobre un monte mullido
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Pero también hay cardos que revientan
contra el cielo
contra el hoyo sin sol
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En el rescoldo del tiempo
desapercibida malicia de cardos
que se crecen
ante el desamparo de otros
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Nadie cuenta los racimos desmembrados
y ese nadie acumula restos de savia
que intentan penetrar sus ojos
nadie mira los pétalos
indefensos
perfumados de muerte
—-
La noche bebe el jugo de una estrella
se embriaga
en las venas del adiós
que son copas vacías
cristales que se rompen
piel sin cuerpo
Se estremece la noche
resbalan en sus manos
los pétalos marchitos
—
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La noche de los pétalos
noche sin fin
el no despertar del mundo
Abismo de oscuros cielos
el que abarca el rito
que estremece una constelación
y desnuda su pérdida
ante un tornado
Llueve la tarde su verano
Llueven también los ojos
el río de angustia que en la boca
desemboca y ahoga el grito
Arco iris el racimo de sus hijos
iris enceguecido y arco que se dobla
bajo un látigo de duelo
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Cómo brilla la redondez de la noche
sus profundos ojos
que se purifican con las rosas del viento
Y las cavernas miles de sus bocas
amalgaman un clamor
sofocante de pétalos
Jirones de antiguo blanco
elevan en una flama
su denso mirar insomne
su otro aroma
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Sin nieve para resplandecer de frío
sin rocío para purificar flores
se planta
sobre nuestras noches
el tatuaje indeleble de la culpa
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No hay profeta en este vagón
ni la ingenua esperanza de luz
Imposible contar los días que se volvieron noches
niños que fueron ancianos y no lo recuerdan
sedes de agua inalcanzable
El alma insomne de los pétalos
………..de pie
ante el destino abraza
……………un limbo
de pequeños
cuerpos
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Miran al cielo y no hay cielo
más de siete las plagas
sus tinieblas
los persiguen
Deshojada de todo
al ocaso
gira la vida de los pétalos
ante el vértigo
de un redentor
tardío
.
—
Tierra solamente
polvo de pétalos de cardos
anhelan el perdón del invierno
La nieve del olvido
iluminada casi por los astros
en el profundo cielo que se estremece aún
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y a la espera un dios
que los justifique
—
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Hay quien dice haberlo escuchado antes
y los que niegan el anuncio de un destino
La premonición un galopar de espuma
desde la profunda boca
desorbitado el círculo azul de la certeza
en sus cascos arrastra
la incredulidad de los pétalos
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Ni unos ojos fieros podrían derribar estos árboles
separar sus ramas
Y los ojos reptan en nocturna ronda
sobre indefensos rosales se posan
ojos que tienen veneno en sus dientes
Pero los árboles son dioses que alimentan
de espíritu a los pétalos
escudos que detienen
la mirada asesina
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Dudan del padre y del hijo
del incierto futuro
ante el extraño paraje
y una multitud tan sola
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Dudan los pétalos
se resisten a negarse
a perder el abrazo
bajo la mirada del adiós
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Hoy no bajaron las palomas
en silencio el agua las espera
bajo terrible calma
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Se mira en su espejo de ausencia
la blanca libertad
que el cielo ha devorado
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¿Quién robó su reflejo del paisaje?
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En su cuerpo el prometido círculo
recibe apenas
el rojo adiós de una paloma
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—–
Este bosque de sorpresa dolido
observa sus piernas
entre maderos
y tiembla
Ante el clamor de los pétalos
inclina su cabeza altiva
–un refugio les ofrece–
pero se mira
lejano
—-
El íntimo canto del viaje
se pierde en el frío
Hasta dónde los límites para pensarse otra vez
diseñar el pétalo que nace
inmortalizarlo
Laberinto de oscuridad sin muros
siembra peldaños que llevan
hacia el centro progenitor
desconocido
Cayeron tantos pétalos que la tierra llegó al cielo
y fueron uno solo
los astros su memoria
la culpa y la miseria
derrotaron
.
Rocío
óleos de santidad
que esperamos todavía
.
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Una estrella de pétalos
forma el canto invernal
con su blancura
cinco puntas hacia los cinco mundos
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La galaxia de voces recupera
el sentido inicial de las flores
nostalgia materna definitiva
Creen renacer los pétalos
en el eco
Lucero Alanís, (Durango, Durango, México. 1947). Ha publicado, entre otros, los libros de poesía y cuento Opus siglo XX, (Secretaría de Educación y cultura del Estado de Durango, 1998); Tarde en el tiempo (Mantis Editores, 1999); Desierto de azul nativo (Instituto de Cultura del Estado de Durango, 2002); Gualbet en el sueño de otros, Gualbet dans le rêve des autres, (Ecrits des Forges / Mantis Editores, ed. bilingüe, español-frencés, 2003); Flama de la memoria, (Mantis Editores, 2006); Les silences du jour, Los silencios del día, (Ecrits des Forges/ Mantis Editores (ed. bilingüe español-francés, 2007); Flame of memory, (ed. bilingüe, español-inglés Mantis Editores, 2013); Claustro, (Mantis Editores, 2015); Claustro/Kloster (ed. bilingüe, español-alemán, Mantis Editores, 2016); Gualbet en el sueño de otros/ Gualbet ín visul altora, (ed. bilingüe español-rumano, 2016); Das Margeritenkloster (Ripperger & Kremers Verlag, Berlín, traducción al alemán de Christiane Quandt, 2017). De igual forma, su poesía ha sido incluida en diversos libros colectivos y en revistas como La llama ardiente, La voz de la esfinge, La pájara pinta (España), La cultura en occidente, diario El Occidental, Ecos de la Costa (Colima), suplemento cultural, Tierra baldía, revista de literatura de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Gaceta universitaria de la U. de G. Ha obtenido los reconocimientos Colectivo El Quijote, A.C. Certamen literario “El lago de Chapala”, segundo lugar con el cuento: Atardece y alguien llega. (2003) y del Ayuntamiento de Cunduacán, Tabasco, los XII Juegos Florales de Poesía “Batalla del Jahuactal”. Mención honorífica por el libro Flama de la memoria (2005).